Pájaro de Fuego
Escrito e Ilustrado: Paul van Meurs Adaptación y Traducción: Joel Aragón C.
En lo alto del árbol de tamarindo, Pájaro de Fuego contemplaba el vasto paisaje. El árbol era tan alto, que podía apreciar la tierra desde que el sol salía hasta que se ocultaba. Esto era muy importante, porque Pájaro de Fuego repartía toda la luz alrededor del mundo. Cada mañana, cuando el sol aparecía, agitaba sus hermosas plumas doradas, extendía sus alas y volaba sobre el frondoso follaje del tamarindo de hoja perenne. Cuando los primeros rayos solares anunciaban la mañana, la resplandeciente luz brillaba sobre toda la tierra
y Pájaro de Fuego esparcía la luz del sol. De entre todo su hermoso plumaje dorado, Pájaro de Fuego tenía además unas cuántas plumas de color rojo escarlata. Estas plumas rojas hacían que el color del amanecer y del atardecer fuese de un rojo mucho más intenso. Pájaro de Fuego también era reconocido por ser el Amo y Señor de todas las flores y frutos rojos. Él le entregaba al mundo su color rojo. Cómo te podrás imaginar, la gente protegía con sumo cuidado el nido de Pájaro de Fuego. Cuando el sol alcanzaba lo más alto del cielo, desaparecía entre el follaje del tamarindo y aguardaba pacientemente a que se enfriase. Después de largos años, muchos amaneceres y puestas de sol, el árbol de tamarindo comenzó a perder sus hojas. Al principio, Pájaro de Fuego aún podía guarescerse en su nido, pero el sol se calentó demasiado y cada vez se acercaba más. Cayó en cuenta de que era la hora de vivir una transformación. Llegó así el día en que finalmente sus delicadas alas se incendiaron. Pájaro de Fuego fue consumido por la luz y, junto con él, el árbol de tamarindo. Toda la gente miraba sorprendida al frondoso árbol y se entristecía por Pájaro de Fuego. Temían que desapareciese para siempre. Pero de manera sorpresiva, al ocultarse el sol y a la luz del atardecer, las cenizas del árbol se encendieron. Esto fue un milagro tan extraordinario, que la gente lo tenía que contar una y otra vez. Para el asombro de todos, vieron a Pájaro de Fuego resurgir de entre las cenizas, y sus alas doradas lucían aún más brillantes. Sacudió las cenizas sobre sus alas, y salió volando, elevándose en dirección al sol. Estaba deslumbrante. Aunque el sol ahora no estuviese brillando, parecía como si él mismo fuese el sol. ¿Y qué era eso sobre su espalda? No sólo las plumas rojas eran visibles, más bellas y abundantes que nunca, sino que, entre su hermoso plumaje, había plumas de un color azul oscuro, pero con el brillo del gran océano. Portentosamente, Pájaro de Fuego extendió tanto sus alas hasta que encontró un nuevo árbol de tamarindo. Fue allí donde construyó su nido. Cada mañana y cada tarde, la gente se maravillaba con el hermoso rojo del atardecer, así como con el azul profundo del mar, el vasto cielo azul y todas las flores azules. Así ha sido durante mucho, mucho tiempo. Una vez cada cien años, Pájaro de Fuego se incendia en el árbol de tamarindo y, justo después de que éste ha perdido su follaje, emerge de entre sus cenizas un pájaro de fuego con renovado plumaje. Así es como surgieron los colores en el mundo. El amarillo de los campos de maíz, el verde vibrante de las plantas y el magnificente violeta de las jacarandas. De vez en cuando, Pájaro de Fuego da vida al arco iris, que contiene todos los colores que el fuego engendra, como una manera de recordar aquello que él mismo ha tenido que superar.
Pájaro de Fuego Escrito e Ilustrado: Paul van Meurs Adaptación y Traducción: Joel Aragón Colín
ÉRASE UNA VEZ UN REY QUE TENÍA DOCE HIJAS, A CUAL MÁS HERMOSA. DORMÍAN TODAS JUNTAS EN UNA MISMA SALA, CON LAS CAMAS ALINEADAS, Y POR LA NOCHE, A LA HORA DE ACOSTARSE, EL REY CERRABA LA PUERTA CON LLAVE Y CORRÍA EL CERROJO. MAS POR LA MAÑANA, AL ABRIR DE NUEVO EL APOSENTO, ADVERTÍA QUE TODOS LOS ZAPATOS ESTABAN ESTROPEADOS DE TANTO BAILAR SIN QUE NADIE PUDIESE PONER EN CLARO EL MISTERIO. AL FIN, EL REY MANDÓ PREGONAR QUE QUIEN DESCUBRIESE DÓNDE IBAN A BAILAR SUS HIJAS POR LA NOCHE, PODRÍA ELEGIR A UNA POR ESPOSA, Y, A LA MUERTE DEL MONARCA, HEREDARÍA EL TRONO; PERO CON LA CONDICIÓN DE QUE QUIEN SE OFRECIESE Y AL CABO DE TRES DÍAS CON SUS NOCHES NO HUBIESE ESCLARECIDO EL CASO, PERDERÍA LA VIDA.
AL CABO DE POCO TIEMPO PRESENTÓSE UN PRÍNCIPE, QUE SE DECLARÓ DISPUESTO A INTENTAR LA EMPRESA. FUE BIEN RECIBIDO, Y AL LLEGAR LA NOCHE SE LE CONDUJO A UNA HABITACIÓN CONTIGUA AL DORMITORIO DE LAS PRINCESAS.
PUSIÉRONLE ALLÍ LA CAMA. ÉL DEBÍA AVERIGUAR ADÓNDE SE IBAN ELLAS A BAILAR, Y PARA QUE NO PUDIESEN HACERLO EN SECRETO O ESCAPARSE A OTRO LUGAR, DEJARON ABIERTA LA PUERTA DE LA SALA. MAS AL PRÍNCIPE LE PARECIÓ QUE TENÍA PLOMO EN LOS OJOS Y SE QUEDÓ DORMIDO; Y CUANDO SE DESPERTÓ POR LA MAÑANA, ENCONTRÓSE CON QUE LAS DOCE HABÍAN IDO AL BAILE, PUES TODAS TENÍAN AGUJEREADAS LAS SUELAS DE LOS ZAPATOS. LO MISMO SE REPITIÓ LA SEGUNDA NOCHE Y LA TERCERA, POR LO CUAL EL PRÍNCIPE FUE DECAPITADO SIN COMPASIÓN. DESPUÉS DE ÉL VINIERON OTROS MUCHOS DISPUESTOS A CORRER LA SUERTE, Y TODOS DEJARON LA VIDA EN LA EMPRESA.
EN ESTO, UN POBRE SOLDADO QUE, HABIENDO RECIBIDO UNA HERIDA, NO PODÍA SEGUIR EN EL SERVICIO, ACERTÓ A PASAR POR LAS INMEDIACIONES DE LA CIUDAD DONDE AQUEL REY VIVÍA. TOPÓSE CON UNA VIEJA, QUE LE PREGUNTÓ ADÓNDE IBA.
- NI YO MISMO LO SÉ - RESPONDIÓLE ÉL Y, EN BROMA, AÑADIÓ -: ME ENTRAN GANAS DE AVERIGUAR DÓNDE SE DESGASTAN LOS ZAPATOS BAILANDO LAS HIJAS DEL REY. ASÍ, UN DÍA PODRÍA SUBIR AL TRONO.
- PUES NO ES TAN DIFÍCIL - REPLICÓ LA VIEJA -. PARA ELLO, BASTA CON QUE NO BEBAS EL VINO QUE TE SERVIRÁN POR LA NOCHE Y SIMULES QUE ESTÁS DORMIDO -. LUEGO, DÁNDOLE UNA PEQUEÑA CAPA, AÑADIÓ -: CUANDO TE LA PONGAS, QUEDARÁS INVISIBLE Y PODRÁS SEGUIR A LAS DOCE MUCHACHAS.
CON AQUELLAS INSTRUCCIONES, EL SOLDADO SE TOMÓ EN SERIO LA COSA Y, COBRANDO ÁNIMOS, PRESENTÓSE AL REY COMO PRETENDIENTE. RECIBIÉRONLE CON LAS MISMAS ATENCIONES QUE A LOS DEMÁS Y LE DIERON VESTIDOS PRINCIPESCOS. A LA HORA DE ACOSTARSE, LO CONDUJERON A LA ANTESALA DE COSTUMBRE, Y, CUANDO YA SE DISPUSO A METERSE EN LA CAMA, ENTRÓ LA PRINCESA MAYOR A OFRECERLE UN VASO DE VINO. PERO ÉL SE HABÍA ATADO UNA ESPONJA BAJO LA BARBILLA Y, ECHANDO EN ELLA EL LÍQUIDO, NO SE TRAGÓ NI UNA GOTA. ACOSTÓSE LUEGO Y, AL CABO DE UN RATITO, SE PUSO A RONCAR COMO SI DURMIESE PROFUNDAMENTE. AL OÍRLO, LAS PRINCESAS SOLTARON LAS CARCAJADAS, Y LA MAYOR EXCLAMÓ:
- HE AQUÍ OTRO QUE PODRÍA HABERSE AHORRADO LA MUERTE.
SE LEVANTARON. ABRIERON ARMARIOS, ARCAS Y CAJONES Y SACARON DE ELLOS MAGNÍFICOS VESTIDOS; Y MIENTRAS SE ATAVIABAN Y ACICALABAN ANTE EL ESPEJO, SALTABAN DE ALEGRÍA PENSANDO EN EL BAILE.
SÓLO LA MÁS JOVEN DIJO:
- NO SÉ. VOSOTRAS ESTÁIS MUY CONTENTAS, Y YO, EN CAMBIO, SIENTO UNA IMPRESIÓN RARA. PRESIENTO QUE NOS OCURRIRÁ UNA DESGRACIA.
- ERES UNA BOBA - REPLICÓ LA MAYOR -. SIEMPRE TIENES MIEDO. ¿OLVIDASTE YA CUÁNTOS PRÍNCIPES HAN TRATADO, EN VANO, DE DESCUBRIRNOS? A ESTE SOLDADO NI SIQUIERA HACÍA FALTA DARLE NARCÓTICO. NO SE HABRÍA DESPERTADO EL MUY ZOPENCO.
CUANDO TODAS ESTUVIERON LISTAS, SALIERON A ECHAR UNA MIRADA AL MOZO; PERO ÉSTE MANTENÍA LOS OJOS CERRADOS Y PERMANECIÓ INMÓVIL, POR LO QUE ELLAS SE CREYERON SEGURAS. ENTONCES LA MAYOR SE ACERCÓ A SU CAMA Y LE DIO UNOS GOLPES. INMEDIATAMENTE, EL MUEBLE EMPEZÓ A HUNDIRSE EN EL SUELO, Y TODAS PASARON POR AQUELLA ABERTURA, UNA TRAS OTRA, GUIADAS POR LA MAYOR. EL SOLDADO, QUE LO HABÍA VISTO TODO, SIN TITUBEAR SE PUSO SU CAPITA Y BAJÓ TAMBIÉN DETRÁS DE LA MENOR. A MITAD DE LA ESCALERA LE PISÓ LIGERAMENTE EL VESTIDO, POR LO CUAL LA PRINCESA, ASUSTADA, EXCLAMÓ:
- ¿QUÉ ES ESO? ¿QUIÉN ME TIRA DE LA FALDA?
- ¡NO SEAS TONTA! - EXCLAMÓ LA MAYOR -. TE HABRÁS COGIDO EN UN GANCHO.
LLEGARON TODOS ABAJO, ENCONTRÁNDOSE EN UNA MARAVILLOSA AVENIDA DE ÁRBOLES, CUYAS HOJAS, DE PLATA, BRILLABAN Y REFULGÍAN ESPLENDOROSAMENTE. PENSÓ EL SOLDADO: "ES CUESTIÓN DE PROPORCIONARME UNA PRUEBA," Y ROMPIÓ UNA RAMA, PRODUCIENDO UN FUERTE CRUJIDO AL QUEBRARLA.
LA MÁS JOVEN VOLVIÓ A EXCLAMAR:
- PASA ALGO EXTRAÑO. ¿NO OÍSTEIS UN CRUJIDO?
PERO LA MAYOR REPLICÓ: - SON DISPAROS DE REGOCIJO, POR LA PRONTA LIBERACIÓN DE NUESTROS PRÍNCIPES.
LLEGARON LUEGO A OTRA AVENIDA CUYOS ÁRBOLES ERAN DE ORO, Y, FINALMENTE, A UNA TERCERA, EN QUE ERAN DE DIAMANTES; Y DE CADA UNA DESGAJÓ EL SOLDADO UNA RAMA, CON GRAN SUSTO DE LA PEQUEÑA; PERO LA MAYOR INSISTIÓ EN QUE ERAN DISPAROS DE REGOCIJO. PROSIGUIENDO, NO TARDARON EN HALLARSE A LA ORILLA DE UN GRAN RÍO, EN EL QUE HABÍA DOCE BARQUITAS, Y, EN CADA UNA, UN GALLARDO PRÍNCIPE. AGUARDABAN A LAS PRINCESAS, Y CADA CUAL SUBIÓ A UNA EN SU BARCA, SENTÁNDOSE EL SOLDADO EN LA DE LA MENOR.
DIJO EL PRÍNCIPE:
- NO SÉ POR QUÉ, PERO ESTA BARCA ES HOY MUCHO MÁS PESADA QUE DE COSTUMBRE. TENGO QUE REMAR CON TODAS MIS FUERZAS PARA HACERLA AVANZAR.
- DEBE DE SER EL TIEMPO - RESPONDIÓ LA PRINCESA -. HOY ESTÁ BOCHORNOSO, Y TAMBIÉN YO ME SIENTO DEPRIMIDA.
EN LA ORILLA OPUESTA LEVANTÁBASE UN MAGNÍFICO Y BIEN ILUMINADO CASTILLO, DE CUYO INTERIOR LLEGABA UNA ALEGRE MÚSICA DE TIMBALES Y TROMPETAS. ENTRARON EN ÉL, Y CADA PRÍNCIPE BAILÓ CON SU PREFERIDA. Y TAMBIÉN EL SOLDADO BAILÓ, INVISIBLE, Y CUANDO LA PRINCESA MENOR LEVANTABA UN VASO DE VINO, ÉL SE LO BEBÍA, VACIÁNDOLO ANTES DE QUE LLEGASE A LOS LABIOS DE LA MUCHACHA, CON EL CONSIGUIENTE AZORAMIENTO DE ELLA; PERO LA MAYOR SIEMPRE LE IMPONÍA SILENCIO. DURÓ LA DANZA HASTA LAS TRES DE LA MADRUGADA, HORA EN QUE TODOS LOS ZAPATOS ESTABAN AGUJEREADOS Y HUBIERON DE DARLA POR TERMINADA. LOS PRÍNCIPES LAS DEVOLVIERON A LA ORILLA OPUESTA, Y ESTA VEZ EL SOLDADO SE EMBARCÓ CON LA MAYOR. EN LA RIBERA SE DESPIDIERON DE SUS ACOMPAÑANTES, PROMETIÉNDOLES VOLVER A LA NOCHE SIGUIENTE.
AL LLEGAR A LA ESCALERA, EL SOLDADO PASÓ DELANTE Y SE METIÓ EN SU CAMA. CUANDO LAS DOCE MUCHACHAS ENTRARON FATIGADAS Y ARRASTRANDO LOS PIES, REANUDÓ ÉL SUS RONQUIDOS, Y ELLAS, AL OÍRLOS, DIJÉRONSE ENTRE SÍ:
- ¡DE ÉSTE NOS HALLAMOS SEGURAS!
DESVISTIÉRONSE, GUARDANDO SUS RICAS PRENDAS Y, DEJANDO LOS ESTROPEADOS ZAPATOS DEBAJO DE LAS RESPECTIVAS CAMAS, SE ACOSTARON. A LA MAÑANA SIGUIENTE, EL SOLDADO NO QUISO DECIR NADA, DESEOSO DE PARTICIPAR DE NUEVO EN LA MAGNÍFICA FIESTA, A LA QUE CONCURRIÓ LA SEGUNDA NOCHE Y LA TERCERA. TODO DISCURRIÓ COMO LA PRIMERA VEZ, DURANDO EL BAILE HASTA EL DESGASTE TOTAL DE LOS ZAPATOS. LA TERCERA NOCHE, EMPERO, EL SOLDADO SE LLEVÓ UNA COPA COMO PRUEBA. CUANDO SONÓ LA HORA DE RENDIR CUENTAS, COGIÓ EL MOZO LAS TRES RAMAS Y LA COPA Y SE PRESENTÓ AL REY, MIENTRAS LAS DOCE HERMANAS ESCUCHABAN DETRÁS DE LA PUERTA LO QUE DECÍA. AL PREGUNTAR EL REY:
- ¿DÓNDE HAN ESTROPEADO MIS HIJAS SUS ZAPATOS? - RESPONDIÓ ÉL:
- BAILANDO CON DOCE PRÍNCIPES EN UN PALACIO SUBTERRÁNEO Y RELATÓ CÓMO HABÍAN OCURRIDO LAS COSAS, APORTANDO EN PRUEBA LAS RAMAS Y LA COPA.
MANDÓ ENTONCES EL REY QUE COMPARECIESEN SUS HIJAS, Y LES PREGUNTÓ SI EL SOLDADO DECÍA LA VERDAD. AL VERSE ELLAS DESCUBIERTAS, Y QUE DE NADA LES SERVIRÍA EL SEGUIR NEGANDO, HUBIERON DE CONFESAR. ENTONCES PREGUNTÓ EL REY AL SOLDADO A CUÁL DE ELLAS QUERÍA POR MUJER.
- COMO YA NO SOY JOVEN, DADME A LA MAYOR - CONTESTÓ.
EL MISMO DÍA SE CELEBRÓ LA BODA, Y EL REY LO NOMBRÓ HEREDERO DEL TRONO. EN CUANTO A LOS PRÍNCIPES, QUEDARON ENCANTADOS DURANTE TANTOS DÍAS COMO NOCHES HABÍAN BAILADO CON LAS PRINCESAS.
COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA TERMINADO
El nombre del árbol
UN CUENTO DE SUDÁFRICA
Hace mucho,
mucho tiempo, hubo escasez de alimentos en la tierra, y todo el
mundo tenía
hambre. Sin embargo, en aquella tierra creció un árbol que esta-
ba cubierto
de deliciosa fruta. Pero se sabía que la fruta de aquel gran árbol
solo caía
cuando alguien pronunciaba el nombre del árbol.
La gente
cada vez pasaba más hambre. Todos se reunieron alrededor del árbol para esperar a
que la fruta madurara y cayera. Cuando la fruta estuvo casi madura, se horrorizaron
al descubrir ¡que nadie sabía el nombre del árbol!
Que la
veloz liebre cruce las montañas y vaya a la casa del Gran Jefe. Él sabe cómo se llama el
árbol y la liebre puede volver rápido con el nombre. ¡Corre y tráenos el nombre;
corre, corre por los campos y las montañas! Así hablaron los habitantes del
pueblo.
- - Saludos, Gran Jefe, ¿puede decirme el nombre del árbol
que crece en nuestro pueblo?,
preguntó la liebre.
- El árbol se
llama U-wun-ge-lay-ma. Cuando vuelvas a tu pueblo, ponte delante del árbol, di
el nombre y la fruta caerá, dijo el Jefe.
- Gracias,
Gran Jefe, dijo la liebre.
Pero la
liebre iba tan rápido de regreso al pueblo que ni siquiera iba mirando por
donde iba,
tropezó con una raíz y cayó rodando por una colina.
Finalmente
llegó al pueblo. Se paró delante del árbol y gritó: ¡U-wun-ga-tu-ma!
¡U-wun-ga-tu-ma!,
repitieron los habitantes del pueblo. Pero no cayó ninguna fruta del árbol.
- - ¡Fuera, fuera del pueblo! ¡Has olvidado el nombre!,
gritaron enfadados los habitantes del
pueblo. Y la liebre, cabizbaja, se fue del pueblo.
- Mandemos a
la cabra; es fuerte y decidida y no se parará para comerse las hojas del camino,
dijeron los habitantes del pueblo. Rápido, ve y tráenos el nombre. ¡Corre,corre por
los campos y las montañas!
- - Saludos, Gran Jefe, ¿puede decirme el nombre del árbol
que crece en nuestro pueblo?,
preguntó la cabra.
- - El árbol se llama U-wun-ge-lay-ma, dijo el Jefe.
- - Gracias, Gran Jefe, dijo la cabra.
Después,
volvió corriendo a casa, pero por el camino sus cuernos se incrustaron en un árbol.
Luchó durante largo rato para desatascar sus cuernos, hasta que finalmente logró
liberarse, pero para entonces ya se había olvidado del nombre del árbol. Llegó
al pueblo, se
paró delante del árbol y gritó: ¡U-wun-tu-gay-la!
Pero no
cayó ninguna fruta del árbol.
- - ¡Fuera, fuera del pueblo! ¡Has olvidado el nombre!,
gritaron enfadados los habitantes del
pueblo. Y la cabra, cabizbaja, se fue del pueblo.
Ahora
deberíamos mandar al león, que es tan rápido como fuerte y no tiene cuernos que se
puedan incrustar en un árbol.
- - Rápido, ve y tráenos el nombre. ¡Corre, corre por los
campos y las montañas!, dijeron los
habitantes del pueblo.
-
El león también llegó hasta el Jefe y le dijo:
- Saludos, Gran Jefe, ¿puede decirme el nombre del
árbol que crece en nuestro pueblo?
- - El árbol se llama U-wun-ge-lay-ma, dijo el Jefe.
- - Gracias, Gran Jefe, dijo el león.
Mientras
regresaba al pueblo, el león se sintió muy cansado y se tumbó a descansar a la vera
del camino. Cuando despertó, el nombre se le había ido de la cabeza. Llegó al pueblo,
se paró delante del árbol y gritó: ¡U-way-ma-luna!
¡U-way-ma-luna!,
gritaron los habitantes del pueblo. Pero no cayó ninguna fruta
del árbol.
- - ¡Fuera, fuera del pueblo! ¡Has olvidado el nombre!,
gritaron enfadados los habitantes del
pueblo. Y el león, cabizbajo, emprendió su marcha.
- Bien,
amigos, mandemos ahora a la tortuga, dijeron los habitantes del pueblo.
Que vaya,
todos hemos fracasado, que fracase ella también, dijo el león.
Antes de
partir, la tortuga fue a ver a su madre.
- Madre, ¿cómo puedo recordar un nombre muy
difícil?, le preguntó.
- - Querida hija, si deseas recordar algo, repítelo una y
otra vez, y no dejes de repetirlo bajo
ningún concepto, le aconsejó su madre.
Y la
tortuga se fue mientras los habitantes del pueblo se lamentaban,
- - ¿Cómo vamos a aprender el nombre? Primero fue la
liebre, que se cayó por el camino; después la
cabra, que se le atascaron los cuernos. Después el león, que bostezó y se
durmió.
Y ahora la
tortuga, que va lenta, lenta por el camino.
- - Voy lenta y segura por el camino. Pero hoy volveré con
el nombre, dijo la tortuga para sí
misma.
- - Saludos, Gran Jefe, ¿puede decirme el nombre del árbol
que crece en nuestro pueblo?
- - El árbol se llama U-wun-ge-lay-ma.
- - ¿Puedes decírmelo una vez más?, le pidió la tortuga.
- - U-wun-ge-lay-ma, respondió el Jefe.
- - U-wun-ge-lay-ma. ¡Gracias, Gran Jefe!, dijo la
tortuga.
La tortuga
volvió al camino repitiendo el nombre mientras avanzaba. Al pasar por la casa del
vecino, este la llamó.
-
- Querida amiga, debes de estar cansada. ¿Por qué no
descansas un rato?
- - ¡U-wun-ge-lay-ma!
Se para a descansar cuando se ha llegado, dijo tranquilamente la tortuga.
- - ¡U-wun-ge-lay-ma!, dijo la tortuga delante del gran
árbol.
- - ¡U-wun-ge-lay-ma!, dijeron todos los habitantes del
pueblo.
El gran
árbol meció sus ramas y la deliciosa fruta cayó al suelo. Los habitantes del pueblo
cantaron contentos. Unieron sus manos y bailaron alrededor del árbol mientras
cantaban:
¡Como
sabemos el nombre, contentos estamos.
Nunca jamás
hambre pasaremos.
A la
tortuga y al árbol se lo agradecemos!
(El nombre del árbol es un cuento Bantú)
La perla.
Cuento sanador sugerido para antes de las Pascuas o para algún momento donde el niño o la niña pasa por alguna situación que debemos darle confianza a sus propias fuerzas para que logre vencer algún miedo.
( Por Nora y Guille)
Comentarios
Publicar un comentario