Pausa

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Este espacio está destinado a sumar recursos que habiliten un tiempo de pausa. Voy a sumar cada día uno distinto.



OCHO EJERCICIOS PARA LOS DÍAS DE LA SEMANA. 
Rudolf Steiner




Viernes: La intención de aprender lo más posible de la vida. 

Nada sucede delante de nuestros ojos que no pueda ser motivo para juntar experiencias de utilidad para la vida. Si se ha hecho algo de modo incorrecto o incompleto, esto será motivo para realizar más adelante algo parecido en forma correcta y completa. 

Al observar a otros en su forma de actuar, se lo hará también en este sentido ( pero no con frialdad). Y no se hará nada sin mira atrás buscando experiencias del pasado que puedan ser de ayuda en la toma de decisiones y en los actos. Se puede aprender mucho de toda persona, también de niños, si se presta atención. 

Este ejercicio también se llama

"La memoria correcta"
Es decir, acordarse de lo aprendido, de las experiencia hechas. 


Jueves: Hacer que todos los ejercicios anteriores se transformen en costumbre. 

A lo que aspira el ser humano. Cuidar de no hacer nada que se encuentre más allá de las propias fuerzas, pero tampoco dejar hacer nada de lo que se encuentre al alcance de las mismas.

Mirar más allá de lo cotidiano y momentáneo, y plantearse metas ( ideales) que concuerden con los más nobles deberes del ser humano; querer progresar, por ejemplo, en el sentido de los ejercicios indicados, para ser luego capaz de ayudar y aconsejar tanto más a los congéneres, aunque esto quizá no necesariamente se pueda dar ya en el futuro cercano. 

También se puede resumir lo dicho en 


"Hacer que todos los ejercicios anteriores se transformen en costumbre" 



Miércoles: El punto de vista correcto.

La forma de organizar la vida. Vivir en correspondencia con lo natural y lo espiritual, no perderse en la superficialidad externa. Evitar todo aquello que lleve a vivir en desasosiego y agitadamente.

No apurar nada, pero tampoco tener pereza. Enfocar la vida como oportunidad para el trabajo, para el desarrollo interior, y actuar acorde de ello. 

En este contexto también se habla de

"El punto de vista correcto" 



Martes: La acción correcta


Las acciones exteriores. Estas no deberán ser molestas para nuestro  prójimo. Allí donde la motivación interior (la conciencia propia) lleve a actuar, reflexionar antes con todo esmero cómo llevar adelante esa  acción, para que al mismo tiempo se relacione de la mejor forma posible con el bien del conjunto, con el bienestar perdurable de los congéneres, con el eterno. Allí donde se actúe de si mismo - por iniciativa propia -, examinar antes y con detenimiento los efectos de la propia forma de actuar.

Esto se llama también

                                      "La acción correcta".




Lunes: La palabra correcta


El hablar: Sólo aquello que tenga sentido y contenido debe fluir de los labios de quien persiga un desarrollo  interior superior.  Todo hablar por hablar - por ejemplo a modo de pasatiempo  - es dañino en este contexto.
La forma de conversación  común, en la que se habla  mezclada confusamente,  debe ser evitada,  sin que esto  signifique rehuir el contacto con los congéneres. Será precisamente  en el intercambio  con los demás que se desarrollará  poco a poco la facultad de hablar   con alcance  y  sentido. Se estará siempre dispuesto a  contestar, pero reflexionadamente   y sopesado en todo sentido. Nunca hablar sin alguna razón para hacerlo!  Callar gustoso. Se tratará de no extenderse  en palabras ni de usar demasiado pocas. Primero escuchar con serenidad y luego pensarlo  bien.
Este ejercicio se denomina
"La palabra correcta"

 Viernes 4 de abril. 
Propuesta de lectura. 



FRATERNIDAD Y LUCHA POR LA EXISTENCIA



Título original: “Bruderschaft und Daseinskampf”

Conferencia pronunciada por el Dr. Rudolf Steiner

El 23 de noviembre 1905 en Berlín

Editada en “Los enigmas del mundo y la antroposofía” – GA 0541



Lunes 30 de marzo

Descripción de Ritmos de la vida cotidiana del niño - 





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De El Libro Rojo, de Carl Gustav Jung

“Capitán, el chico está preocupado y muy agitado debido a la cuarentena que nos han impuesto en el puerto.
¿Qué te inquieta chico? ¿No tienes bastante comida? ¿No duermes bastante?
No es eso, capitán, no soporto no poder bajar a tierra y no poder abrazar mi familia.
¿Y si te dejaran bajar y estuvieras contagioso, soportarías la culpa de infectar alguien que no puede aguantar la enfermedad?
No me lo perdonaría nunca, aún si para mí han inventado esta peste.
Puede ser. ¿Pero si no fuese así?
Entiendo lo que queréis decir, pero me siento privado de la libertad capitán, me han privado de algo.
Y tú prívate aún más de algo.
¿Me estáis tomando el pelo?
En absoluto. Si te privas de algo sin responder de manera adecuada, has perdido.
Entonces, según usted si me quitan algo, ¿para vencer debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?
Así es. Lo hice en la cuarentena hace 7 años.
¿Y que es lo que os quitaste?
Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Eran meses que esperaba llegar al puerto y gozar de la primavera a tierra. Hubo una epidemia. En Port April nos vetaron de bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a contestar a aquellas imposiciones no utilizando la lógica. Sabia que tras 21 días de este comportamiento se crea una costumbre, y en vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás. Antes me puse a reflexionar sobre aquellos que privaciones tiene muchas y cada día de su miserable vida y luego, por entrar en la óptica justa, decidí vencer. Empecé con el alimento. Me impuse comer la mitad de cuanto comía habitualmente, luego comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para que no se sobrecargase mi cuerpo. Pasé a nutrirme de alimentos que, por tradición, habían mantenido a los seres humanos en salud.
El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles. Me impuse de leer al menos una página cada día de un argumento que no conocía. Me impuse hacer ejercicios sobre el puente del barco. Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento. Me impuse hacer profundas respiraciones completas cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza. La tarde era la hora de las oraciones, la hora de dar las gracias a una entidad cualquiera por no haberme dado, el destino, privaciones serias durante toda mi vida.
El hindú me había aconsejado también de coger la costumbre de imaginar la luz entrar en mí y hacerme más fuerte. Podía funcionar también para la gente querida que estaba lejos y así esta práctica también la integré en mi rutina diaria sobre el barco.
En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba de la espera. Todo lo que podemos obtener en seguida, nunca es interesante. La espera sirve a sublimar el deseo y hacerlo más poderoso. Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, de imprecaciones y tacos. Me había privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado.
¿Como acabó capitán?
Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto.
¿Os privaron de la primavera entonces?
Sí, aquel año me privaron de la primavera, y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente, me había llevado la primavera dentro ,y ¡nadie nunca más habría podido quitármela!

Viernes 27 de marzo


Programa de radio Mantra. Úrsula Vallendor. 

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